domingo, 27 de agosto de 2017

DÍA 20

Viernes, 18 de agosto de 2017



Nos levantamos al amanecer para llegar a Mérida antes de que el calor apriete. Paramos a desayunar por el camino y a media mañana hemos llegado.

Paramos en el parking de un supermercado en la afuera para localizar en el GPS un parking cerca del Teatro Romano. Hace días decidimos que el broche de oro a nuestro viaje sería poder disfrutar de una obra en el Festival de Teatro Clásico. Aunque las entradas por internet están agotadas no descartamos que en taquilla quede algo, así que hacia ahí nos dirigimos.


Localizamos parking a 500 metros del Teatro en la calle Cabo Verde. Cuando llegamos vemos que tienen un área de pernocta para 10 vehículos por 12€ día. De momento, sacamos ticket normal de parking por si decidimos ir al camping.
Nos pasamos por taquilla y nos dicen que las localidades están agotadas, pero que a las 7 de la tarde se pone a la venta un cupo de entradas que deben dejar disponibles.


Comemos de menú en una terraza frente al Museo Romano y vemos en el plano que tenemos al lado la piscina municipal. Hace tanto calor que una tarde de piscina nos parece el mejor plan. Volvemos al parking, pagamos los 12€ para pernoctar y nos vamos a la piscina.


A las 6:15 recién duchados y fresquitos por poco tiempo, nos vamos a esperar que abran la taquilla. Para nuestra sorpresa ya hay otras seis personas esperando, pero por suerte hay entradas suficientes y con ellas en el bolsillos nos vamos a pasear por las callejuelas más céntricas, comerciales y sobre todo sombreadas.



Por fin llega la noche y disfrutamos del espectáculo, una comedia de enredo que demuestra por qué el teatro clásico es atemporal.



Con la sonrisa aún en los labios nos disponemos a pasar la última noche en nuestra Mirinda.

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