domingo, 27 de agosto de 2017

DÍA 18

Miércoles, 16 de agosto de 2017


Hacemos una breve parada para despedirnos de la playa de Guincho.



Enfilamos de nuevo la autovía dirección sur con cielo despejado. Según vamos avanzando la temperatura va subiendo y llegamos a las 12:00 a Camping Albufeira con una subida importante del termómetro. La recepción está abarrotada y los empleados que atienden tras el mostrador se lo toman con mucha calma. Tras casi tres cuartos de hora de espera por fin nos atienden, nos cobran, y solo al final nos dicen que miremos a ver si hay sitio.

Pese a que tanto recepción como las zonas comunes de la entrada del camping están muy bien equipadas y parece que ofrecen numerosos servicios, una vez dentro, en la zona de acampada… ¡es la jungla! La gente se acopla dónde pude y ocupa lo que le parece sin respetar demasiado el espacio ajeno. Vemos campistas lavando ropa y vajilla en las fuentes, una vez más encontramos barbacoas por doquier… pero tenemos tanto calor que solo queremos aparcar donde sea, comer algo y darnos un baño en la piscina.



Así lo hacemos, sacamos la mesa para acotar algo nuestro espacio, comemos unas hamburguesas en el bar de la piscina y tras un breve chapuzón sin atisbo de sombra libre, huimos del camping.

Cogemos el autobús a Albufeira que está a poco menos de dos kilómetros. La línea es circular y, como nos pasamos de parada, nos toca recorrer la línea entera hasta llegar a nuestro destino. No nos importa, al menos el autobús tiene aire acondicionado.
Damos un paseo por sus callejuelas de casitas blancas, abarrotadas de turistas y puestos de souvenirs, y pasamos la tarde en la playa.


Regresamos al camping y, tras una cena ligera, nos vamos a dormir.
Tenemos intención de pasar el día de mañana en Tavira y dormir allí, pero si el calor sigue siendo tan sofocante continuaremos viaje hacia Huelva.


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